La economía de Euskadi ha crecido significativamente durante la última década y ha pasado de tener un PIB per cápita del 89,6 % en 1990 al 125,6% en 2005, lo que le sitúa entre los tres países con mayor renta en términos de paridad de poder de compra de la Unión Europea.
Una de las causas de esta fortaleza económica se encuentra en el gran peso que tiene la industria y la construcción en Euskadi, que supone el 38,18% del PIB mientras la media de los países de la UE alcanza el 26,41%. Una tradición industrial centenaria que ha permitido que la industria vasca sea competitiva y gane participación en los mercados exteriores, especialmente en el europeo. La política industrial, los incentivos a la inversión, el apoyo a la mejora de la calidad, la innovación y tecnología llevado adelante por el Gobierno Vasco han permitido alcanzar las actuales cotas de competitividad.
La especialización industrial no ha impedido el proceso de terciarización de la economía vasca, que absorbe al 64,59% de la población activa y supone el 60,80% del PIB vasco. A la tradicional fortaleza del sector financiero vasco, con la Bolsa de Bilbao como claro exponente, hay que sumar el rápido desarrollo de los servicios avanzados a empresas, la modernización del comercio, en el que destaca la Ferial Internacional de Bilbao (BEC), y el auge del turismo.
Este desarrollo económico está repercutiendo positivamente en la tasa de paro cuya tendencia es descendente desde 1999 hasta situarse en el 4,1%, dato medio de 2006, la cifra más baja de la última década y dentro del parámetro medio registrado en la Europa comunitaria. Aunque su origen se encuentra en la importante inversión empresarial que se realiza en territorio vasco, una de las más altas de la Unión Europea, un 25,5 frente al 17,4 de la UE-25 (FBC en % PIB 2005), también es cierto que Euskadi ha comenzado a prepararse de cara a los retos que plantea la globalización. Para afrontarlo con garantías, las instituciones públicas y las organizaciones privadas vascas están combinando esfuerzos en un camino que deberá concluir en una nueva política socioeconómica, más competitiva y también más humana.
